sábado, 19 de octubre de 2013

Emociones 2

La rabia, el dolor y la frustración, sentimientos que muchas veces llaman a mi puerta debido a experiencias que elevan en demasía mi nivel de estrés, siempre están ahí, buscando la forma de salir a flote.

La unión de la frustración con la rabia por no lograr un determinado objetivo provocan en mi un sentimiento desasosiego, a veces llegando a niveles casi autodestructivos, por lo menos ya he dejado atrás esos estados poco controlables que algunas veces me llevaron a crear situaciones en donde lo mejor era apartarse del camino trazado en este mundo, otras veces esa compleja amalgama de energías es posible liberarla de forma gradual, sea a través de la música, la meditación o la actividad física.

El problema surge al no poder encontrar esos minutos, horas o días para poder crear el espacio necesario para liberar las energías, creando atascos provocando la no fluidez de esas energías, lo que a su vez provoca una externalización de "mala forma", afectando de formas negativas nuestro entorno, generándose un circulo "virtuoso" de la frustración y la rabia, generando un dolor extremo y la búsqueda insaciable de la tranquilidad.

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